es

Nubes sombrías y cielo azul 

8 de febrero de 2022, Jürg Messmer

[En la capital, antes de la entrevista final en el Instituto Guatemalteco de Migración].
Después de mi viaje en el bus de Álamo de Xela a Guate, estaba cansado, aunque solo había estado en el bus durante cuatro horas, así que en realidad no había hecho nada, excepto preguntarme por qué el bus seguía avanzando, aunque cada vez que cambiaba a una velocidad superior, chocaba como si traquetearan pesadas cadenas. Pero como siempre, llegué a Guate bien guardado e incluso sin mucho retraso. Gilda me recogió en la terminal de Álamo, y después de la casi tradicional cerveza en su jardín, me tumbé en la cama y caí en un corto sueño, del que, sin embargo, me desperté con una sensación sombría, con una pesadez (¡depresión!) cuya razón ni siquiera podía precisar. Gilda dijo que yo estaba diferente, parecía más cansado que de costumbre. Pensé, tratando de traducir las nubes oscuras en palabras.


Vista de la capital de Guatemala con sus 4 millones de habitantes, donde se encuentra el Instituto Guatemalteco de Migración (IGM)

¿Es la residencia permanente que ahora está a punto de ser concedida, poniendo fin a un capítulo lleno de desafíos y sorpresas, y con ello, a la pregunta de "¿qué viene después?", como siempre que se ha "logrado" algo? ¿O la idea de que Vivian y yo ya vivimos juntos, pero nuestras vidas giran alrededor de cosas cotidianas, ir de compras, cocinar, comer, lavar los trastos, colgar, bajar y doblar la ropa, tender la cama y sacar dinero del cajero, y tomar café y fumar cigarrillos en la terraza (y yo bailar por la noche), pero sobre todo preocuparnos por cómo seguirá su espalda y su dolor? ¿Volveremos a hacer otra cosa, por ejemplo, traducir textos con entusiasmo, debatir sobre la lengua o trabajar en el curricular escolar? ¿Volveremos a salir a comer a "nuestro" ya tan familiar restaurante Ajitz? ¿O caminaremos de nuevo despreocupadamente por las calles llenas de baches de Xela y nos abrazaremos, gracias a las aceras tan salvajes y a veces altas?


Vista del pueblo de 600'000 habitantes de Xela, a 5 horas de la capital

¿O solo nos preocuparemos por problemas de salud, incluyendo la pregunta si el estómago y el hígado de su hermano se recuperarán después de que lo había ahogado con regularidad porque no ha soportado la vida?  ¿O se le diagnosticará al señor de la casa, donde "vivo oficialmente", otra enfermedad, y la nueva medicación tal vez dañe entonces otro órgano como efecto secundario, como la medicación para la diabetes, que había dañado su hígado de manera que solo funcionaba al 20%, y tuvo que volver a inyectarse hormonas para controlar un poco los efectos secundarios?

También se me ocurrió que hacía mucho tiempo que no había escrito nada, que no había tenido ninguna inspiración para escribir un texto juguetón entre un reporte de viaje y filosofía, incluso intentos de salvar el mundo… ¿Esto va a durar para siempre, es mi vida ahora? ¿Mi vida con residencia permanente en Guatemala? Tales eran mis pensamientos.

Luego me fui recuperando poco a poco, quizá simplemente porque sé que todo pasa, incluso esos estados de ánimo tan escabrosos. Por la noche, después de la cena, revisamos mis documentos y resultó que probablemente había hecho mal las impresiones y las copias, que los recibos de pago del banco tendrían que estar grapados en el centro de las órdenes de pago (y no en la parte superior izquierda como solemos hacerlo en Suiza) y que entonces habría que copiar estos "collages". Además, las órdenes de pago deberían imprimirse en vertical y no en horizontal (lo que debería ocurrir automáticamente). La rabia impotente se apoderó de mí ante estas argucias burocráticas y quise tirar la toalla una vez más, como ya me había ocurrido unas cuantas veces.

Al mismo tiempo, me di cuenta de cómo esa simple duda, ese pensamiento de que todo podía ser mal, me había desviado tan rápida y fácilmente del camino y había desordenado todo mi mundo, ¡el poder del pensamiento! Al mismo tiempo, Gilda me prometió que iba a imprimir las órdenes de pago en vertical, para que yo tuviera todos los documentos en varias formas, y luego, podría grapar los recibos según las instrucciones de la Migración en el momento, y hacer copias correctas en la librería que está en el mismo edificio que el IGM, según instrucciones claras de ellos. Además, nos calmamos más porque la carta del IGM no decía nada sobre la orientación y la forma de grapar los documentos y las copias, sino solo sobre la existencia requerida de los mismos. Y ya había cumplido este requisito. ¡Uf!, hasta aquí todo bien.

Acabo de dormir bastante, aunque un poco inquieto, pero me levanté con una disposición algo más soleada. Un poco tembloroso, todavía inseguro, pero listo para seguir mi camino con un poco más de confianza. Pensé en la burocracia, la de aquí y la de Suiza. Sí, en Suiza uno no se tendría que complicar tanto la vida por cuestiones formales tan contradictorias, porque los requisitos serían más claros y en caso de emergencia probablemente graparían ellos mismos las órdenes de pago y los recibos correctamente y también harían las copias ellos mismos; porque simplemente tienen la infraestructura y los recursos para hacerlo y los empleados también ganan lo suficiente como para no tener que ponérselo especialmente difícil a los solicitantes.

Pero también en Suiza hay gente malhumorada, y los clientes, a pesar de estas ventajas, solo algunos son alegres, probablemente incluso menos que aquí, donde la gente no sabe nada más que hay que tener paciencia y seguir las instrucciones, aunque a menudo no las entiendan, tampoco. ¿Qué sistema será mejor que el otro?, probablemente nunca lo sabré. Solo sé que aquí tengo suficiente tiempo para enfadarme por las cosas, para soltar el enfado y disfrutar de las cosas sencillas, también porque no tengo que pensar en dónde conseguir un café expreso o late aún mejor.

[En la capital, después de que ya me habían concedido mi residencia permanente de pensionado.]
Hoy he tenido un "retraso", me levanté solo a las 5:24, encendí la cafetera ya preparada y mi compu; y enrollé mi primer cigarrillo. Antes de que todas las "tazas" hubieran pasado por el filtro, llené la primera taza y salí para empezar este día echando humo sagrado al cielo, como siempre. Mi ritual, que a menudo no tiene sentido a los ojos de los demás. Poco después, empecé a escribir una carta, un intento, por así decirlo, de redactar los deseos de cumpleaños de forma que, con suerte, fueran bien recibidos por los oídos del destinatario. Finalmente, comencé a ordenar los papeles una vez más, todavía ansioso por ver cómo se resolvería en el transcurso del día la cuestión de los originales y las copias de los documentos y cómo se unirían.

Cuando Gilda vino a preparar el desayuno (avena, banano y nueces) y me enseñó, orgullosa, las impresiones de las órdenes de pago, ahora impresas en vertical y al ras en la parte superior para poder grapar el recibo de pago debajo, decidí hacerlo así de inmediato y no molestar más a los de migración con esas preguntas. Así que, de camino al centro de la ciudad (1 hora hoy, incluyendo la compra de cigarrillos y la realización de copias), nos dirigimos al copycentro que ya conocíamos, donde los comprobantes de pago fueron cuidadosamente colocados debajo de la orden de pago: el encargado los colocó en la copiadora, hizo dos copias precisas de cada uno de los tres documentos, y ordenó los originales y las copias con el mismo cuidado. También hizo otras copias, e incluso me regaló los clips para que también pudiera "fijar" los documentos relacionados sin tener que grapar las copias correspondientes, para que no cometiéramos un "error irreparable" al perforarlos innecesariamente. ¡Trabajo profesional! Costos: 4 Quetzales.

Así que llegamos temprano a la migración y ya pude caminar hacia la entrada a las 10:50, y seguir la sugerencia de Gilda de que tal vez, si llegara antes, también sería recibido más temprano. Pero no fue así; el guardia de seguridad me pidió que volviera a las 11:15 como estaba escrito en la invitación. A las 11:15 en punto estaba allí de nuevo, y pude subir a la sección de migración de extranjeros en el segundo nivel, que ya me era tan familiar, donde me recibieron. Mi nombre y presencia fueron marcados en una lista corta ya preparada, y me pidieron que esperara en una silla y escuchara a que llamaran por mi nombre. Esta vez sin número para una espera más larga que habría tenido que seguir en la pantalla y el anuncio por altavoz.

Con solo unos tres minutos de retraso, una funcionaria me pidió que me acercara a la ventanilla. ¡Y qué milagro!, mi decisión resultó ser perfecta, y mis documentos aceptados por ella, y sin rechistar, incluso grapados con entusiasmo de la manera exactamente prevista, los detalles en las copias ya correctas subrayadas con un marcador amarillo, y todos los papeles cuidadosamente archivados en "mi" carpeta de documentos ya bastante gruesa, el gancho cuidadosamente cerrado una y otra vez para que llegara a estar minusiosamente una pestaña encima de la otra. Y todo lo hizo de forma ágil y competente, incluso con las uñas pegadas y adornadas con florecitas.


Mi certificacion del estatus migratorio y la resolución ya fimadas, listas.

A continuación, tuve que comprobar el contenido de los documentos de asentamiento (certificado de mi estatus migratorio) y la resolución ("contrato") ya en mano y firmados por el subdirector del IGM, y firmarlos. En seguida, me pidieron que fuera a la oficina de al lado, donde me hicieron una "foto de cédula" profesional (sin anteojos) y tuve que presionar la huella dactilar de mi pulgar derecho en otro documento oficial en un campo justo debajo de la foto que acababa de hacer, que milagrosamente ya estaba pegada allí, el documento ya en dos versiones (después de que la funcionaria se había alejado por unos minutos). Después, ella entabló una breve conversación amable para comprobar de nuevo mi domicilio y mis recursos económicos, se marchó otra vez un momento, volvió y me entregó mis documentos, sin olvidar señalar que ahora debía acudir anualmente a migración para obtener de nuevo la respectiva prórroga de la residencia, provista de DPI (documento personal de identidad), Carencia de Antecedentes Penales y Policiacos de Guatemala, Declaración Jurada de Sobrevivencia y el recibo del pago de la cuota anual de 40 dólares.


Resolución No. 03490-2021 sobre la residencia permanente de pensionado

Cuando salí de migracion ya a las 12:15, me sentí muy aliviado y satisfecho y, según Gilda, parecía muy alegre mientras cruzaba el pasillo peatonal hacia el aparcamiento, fumando un cigarro inevitable. Fuimos a almorzar y a celebrar a un restaurante en un Jardín Botánico, ahora que ella me había apoyado con esta solicitud, ya por más de un año, desde el 6 de diciembre de 2020, y que yo había estado en su casa en Guate uno o más días al menos 10 veces durante este periodo, y que habíamos vivido la parte burocrática de mis avatares juntos, por así decirlo.


Celebrando el "exito de los trámites" una vez más con Gilda en la noche

[De vuelta en Xela]
La primera noche de vuelta en Xela estaba cansado y todavía un poco sombrío, también porque Neri me preparó un poco para los escollos con el DPI y el número de identificación fiscal (NIT), etc. Pero después de una buena noche, mi alegría volvió, y justo hoy he notado que me siento de alguna manera más seguro, y hablo de forma diferente con la gente, me expreso con más fluidez, tengo menos miedo. Mi pecho está casi lleno de orgullo. Es extraño lo que pueden hacer estos papeles. La vida continúa.

PD 1: Así es, después de la burocracia, es antes de la burocracia: El proceso ya iniciado de la ahora requerida inscripción en el Registro Nacional de las Personas (RENAP) vuelve a traer nuevos escollos: faltaba la certificación notarial de las copias de los documentos de residencia (1er intento), luego los sellos fiscales del notario estaban caducados (2º intento), luego se descubrió un error ortográfico en las certificaciones del mismo notario (3er intento), por lo que tuve que visitarlo de nuevo y el próximo lunes tendré que ir al RENAP por cuarta vez para, con suerte, poder inscribirme finalmente para... luego obtener mi documento de identidad guatemalteco (DPI), esencial también para abrir mi propia cuenta bancaria.

PD 2: Aunque mi vida consiste principalmente en la experiencia directa, en el primer plano, los libros me acompañan una y otra vez:

Libro 1: "El Zahir" de Paulo Coelho, un autor que había estado en mi lista negra durante décadas. Ahora casi he disfrutado de este libro porque me he vuelto un poco más indulgente. Al final, habla de la gente sabia de la estepa kazaja que, aunque a menudo tienen que vivir bajo nubes grises y con tormentas (el mar de Aral, que está "usado" y seco), siempre llaman azul al cielo. Pero todavía veo las nubes a menudo sombrías, no puedo ver el azul de arriba la mayor parte del tiempo. Sin embargo, afortunadamente, el sol brilla a menudo aquí en el Altiplano, incluso en la época de lluvias, así que casi puedo apreciar también los días grises. Sin ellos probablemente me aburriría.

Libro 2: "El Mundo del Misterio Verde". Las descripciones de Virgilio Rodríguez Macal sobre el mundo de los animales salvajes me han atrapado. Describe la vida de los tapires, los jabalíes, los leones, las serpientes y otros animales, de la cadena alimentaria tan evidente en la selva. Especialmente la de las serpientes que no conocen sus padres (¡sin conciencia!), que tienen sexo sin saber de lo que está arriba o abajo, y quién con quién) y los tapires, el poeta astuto que engaña al león y lo derrota. Son narraciones humanas con ejes claros porque probablemente no podemos prescindir de esas referencias.

Canción sugerida por Vivi: Facundo Cabral, "No Soy de Aquí, Ni Soy de Allá"
Una versión aún más inspiradora, tampoco de aquí, ni de alla... (con letra en español)

Su mensaje (Comentarios son moderados: Notas)

Lista de artículos